domingo, 26 de septiembre de 2010

Costumbres noruegas I

Hola de nuevo amigos y familia! Tras unas semanas sin viajes ni aventuras, fuera de lo normal, y con bastante currito por la parte estudiantil, volvemos para contaros algunas de nuestras primeras observaciones sobre la vida noruega. Habrán más, pero aquí va un primer episodio.

Deporte

La relación de los noruegos con el deporte no es una relación sana. ¿Por qué? Porque el deporte moderado no es algo que ellos conozcan. Así, en el gimnasio puedes ver muchachos de 60 kg levantando 80 kg, chicas con pesas con el doble de kilos que sus novios, o en la acera puede adelantarte un esquiador con algo así como “esquís con rueditas”. Raro, raro. Por otra parte, la asociación de deportes de la universidad se toma muy en serio que puedas practicar cualquier tipo de deporte. Yo he contado 58 deportes que puedes practicar, entre los que se encuentran deportes comunes como el rugby subacuático, el Wing Chun Kung Fu, el frisbee o la orientación. Todos con sus correspondientes 2 o 3 entrenamientos durante la semana. Poca broma.

Pero la obsesión de los noruegos por el deporte traspasa las canchas y llega a la moda urbana, al menos a la moda femenina. Y es que aquí lo más cool son las mallas de running. Nada de los tradicionales leggins, no, mallas de lycra con reflectantes y cremalleras en los tobillos. Look sport en las aulas!

El ritual de los vestuarios también es algo a lo que te tienes que hacer. Los noruegos no usan chancletas para la ducha, parece que es natural para ellos el ir descalzo. En algunas oficinas de la universidad las secretarias van descalzas, aunque también hemos visto a alguien ir por la calle sin zapatos. De nuevo, raro, raro. La cosa es que al entrar al vestuario hay que quitarse las botas y dejarlas en la entrada junto con las demás. Yo no me fío y las meto en mi taquilla. Qué queréis! Será que puede que venga alguna española y le gusten las mías…

Comida noruega

En el terreno culinario los noruegos no se desenvuelven tan bien como en el terreno deportivo. En base a los alimentos “típicos” que hemos probado, se podría decir que los noruegos comen para llenar el estómago y tener energía suficiente para resistir las frías temperaturas invernales y, cómo no, para poder levantar las pesas más grandes del gimnasio. Vamos, comida de batalla!

Empezamos con el Fiskekaker, que podría traducirse como pastel de pescado, aunque más bien son pequeñas hamburguesas hechas con pasta de pescado (50% pescado, 50% ¿?). Se pueden comer frías tal cual o pasadas por la sartén. Da exactamente igual, porque están malas de las dos formas. Una variante del Fiskekaker es el Fiskepudding, que aún no hemos probado pero nos han dicho que todavía está más malo! Esto es como un paté de pescado pero que además lo venden embutido como si fuese un chóped. Vamos, apetecible 100%.

Otra cosa muy típica son los pølser. No son más que los frankfurts de toda la vida, aunque tienen un sabor un poco diferente. Nunca faltan en una barbacoa noruega. Se comen con pølser brød, que son unos bollitos ridículos que cuando les metes el pølser se sale media salchicha por cada lao. Pero luego le tienes que meter la cebolla frita (de bolsa, riquísima) y el ketchup, la mostaza, etc. Realmente es todo un reto montarte el hot-dog. Aunque le estamos cogiendo el truquillo porque se están convirtiendo en nuestra cena típica del viernes por la noche.
El brown cheese (queso marrón) o brunost (en noruego) es un queso dulce muy querido en Noruega. Los noruegos están realmente orgullosos del invento. Tiene una textura parecida a la plastelina y es de color marrón, como su nombre indica. Aunque hay varias tonalidades, en general cuanto más marrón más caro. Y a nosotros nos encanta! Es un poquito caro, pero para desayunar con pan y mermelada está riquísimo. Aunque a la gente no le suele gustar mucho, especialmente a Filip (un amigo checo), que el primer día que llegó se lo puso rallado a los macarrones y claro, normal que no lo quiera volver a probar…

Y no podemos olvidarnos de los waffles. Los waffles son una especie de gofres pero con una masa más fina y menos empalagosa. Y esto si que está bueno bueno! Se los comen con sour cream (crema agría) o con brown cheese y mermelada. Y es algo realmente típico ya que en todo hogar noruego no puede faltar una waflera.

Pepito y sus horarios

Pepito el noruego, se levanta pronto, pongamos que a las 7 para estar en clase a las 8. Toma algo para desayunar antes de salir de casa y sale en manga corta aunque haga 10º. Es un machote. Llueva o no, Pepito nunca coge el paraguas. A las 11:30 es hora de comer para Pepito. En su mochila lleva un paquetito con 3 rebanadas grandes de pan con algo parecido a embutido, pescado o queso marrón. Si no ha tenido tiempo de preparase nada, Pepito va a la cantine y se compra un sándwich. Ñam! A las 12:15, a seguir con las clases. Como Pepito hace asignaturas, a las 14 seguramente ya haya acabado. El amigo pringado de Pepito, que hace el proyecto como nosotros, curra mucho más y se queda algunos días hasta las 19. A las 16 puede que Pepito vaya al gimnasio (hora punta) y a las 17:30-18 a cenar. Aquí es cuando Pepito llena su estómago. Uff! Ya era hora de comer “en serio”.

Si es fin de semana Pepito sale con sus amigos. Después de cenar, a las 19 quizás, van a tomar unas cervezas. A Pepito no le importa gastarse su dinero en alcohol y seguramente se toma más cervezas de las que le sientan bien. A las 22 llega a la discoteca. Uauuu! A él no le sorprende escuchar la macarena ni las spice girls, pues es lo ponen en sus clubs. Da igual, Pepito seguramente no se entera ni de lo que está bailando. A las 2 las discos cierran. Pepito sólo se aguanta en pie para tomar una hamburguesa. Luego a la cama.

Cómo cambiarán los horarios y costumbres de Pepito cuando estemos a -20 º, eso habrá que verlo.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Viaje a Geiranger

27-29 de agosto, 2010

Primera salida fuera de Trondheim, yuhuuuu! Destino: Geiranger.
 
Geiranger está situado a unos 400 km al sur de Trondheim. El principal atractivo de la zona es su famoso fiordo, además de los hikings por paisajes espectaculares.


Para llegar alquilamos un coche y una furgoneta. Éramos trece personas, más unos cuantos más que se organizaron por su cuenta. Aunque 400 km no parezcan demasiado, las carreteras noruegas no permiten ir a más de 90, 70 o hasta 50 km/h! Con esto 400 km = 7 horas de viaje!

Nos alojamos dos noches en lo que llaman "cabañas", que vienen a ser pequeñas casitas con todas las comodidades y vistas increíbles. A partir de ahí solo queda disfrutar del lugar. Ahí van unas fotos.