Y sin darnos cuenta nos hemos plantado en Navidad (Jul). Otra vez. Y digo sin darnos cuenta porque des de que llegamos los meses han pasado volando, y no porque en Noruega sea fácil olvidarse de que pronto llega navidad. Aquí el periodo pre-navideño empieza prácticamente cuando el agua ya está fría y no te puedes bañar, vamos, en agosto. Si en España pasamos del aire acondicionado a la calefacción, así y sin avisar, aquí se pasa de la misma manera de los helados al mazapán! Bueno, al mazapán o a las cenas de navidad. Mi primera invitación para la comida de navidad de la universidad me llegó a principios de octubre. Y Xavi tuvo la cena con la empresa el 29 de noviembre.
El aire navideño llega a todas las casas y supermercados. Todos, todos los productos hacen su versión "jule", que según nos han dicho viene a ser lo mismo pero con más azúcar. Leche, cerveza, yogurts, jamón dulce, salami, queso marrón (os acordáis, sino tenéis que volver a leer post anteriores!). Y según Xavi algunos de sus compañeros se resisten a beber su Jule-cerveza antes del 1 de diciembre.
Y aunque no estamos a la altura del entusiasmo noruego por la navidad, hemos introducido una nueva tradición navideña: la velita danesa. La trajo mi profesora, por supuesto danesa, y se trata de encenderla el 1 de diciembre y quemar cada día un día hasta navidad. Como tenemos ganas de que llegue navidad pero más de ir a casa, hemos versionado la velita danesa. ¿Lo véis? Pues ya sabéis cuando estamos de vuelta.
A tres rallitas de casa, nos vemos por Navidad.
A tres rallitas de casa, nos vemos por Navidad.